No podemos cooperar con nuestro silencio. ¡NOS AFECTA A TODOS! Creyentes y no creyentes, hombres y mujeres, mayores y pequeños… a todos. Nosotros somos creyentes, pero todos debemos de luchar por la defensa de la vida: ¡y gracias a Dios!, cada vez somos más.
Es necesario dar esperanza a las madres y a los padres que tienen dificultades para acoger a sus hijos. Tienen que encontrar en la Iglesia, el hogar en el que se descubren ciudadanos donde pueden recibir las ayudas que necesitan.
Pidamos la gracia de que una corriente de amor recíproco, un amor que camine con nosotros, que lo empape todo, que haga de todos un solo pueblo, un solo corazón, una sola alma que trabaje por la vida
La jornada de la vida es el día de la Encarnación, celebramos que la Palabra se encarnó y nueve meses después María dio a luz a Jesús, al Hijo de Dios. La Iglesia tiene que dar también Jesús al mundo, un mundo que cada vez está más sediento de Amor.
Seamos portadores de Jesús allá donde vayamos, familias que viven con la alegría de tener a Jesús entre ellas, Vayamos con Jesús entre nosotros: Llevemos la Vida al mundo.