Discurso del Santo Padre a los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares
El Santo Padre Francesco ha recibido esta mañana a los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares reunidos del 24 al 28 de febrero en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo bajo el tema «la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo». En el encuentro están participando obispos procendentes de Europa, África, Asía y América.
Francisco ha subrayado que es algo bueno la oportunidad de una convivencia fraterna «en la que compartir experiencias espirituales y pastorales en la perspectiva del carisma de la unidad». Así, ha recordado que, como obispos «estáis llamados a llevar a estos encuentros la amplia respiración de la Iglesia, y a hacer que cuanto aquí se recibe vaya en beneficio de la Iglesia».
Asimismo, el Papa ha indicado que «la sociedad de hoy tiene una gran necesidad del testimonio de un estilo de vida del que haga brillar la novedad que nos dona el Señor Jesús: hermanos que se quieren aún en las diferencias de carácter, de procedencia, de edad…». Y es que «este testimonio hace nacer el deseo de estar implicados en la gran parábola de comunión que es la Iglesia», ha advertido. Del mismo modo, ha observado que «cuando una persona advierte que ‘la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo’ es posible y es capaz de transformar la cualidad de las relaciones interpersonales, se siente llamada a descubrir o a redescubrir a Cristo, se abre al encuentro con Él vivo y trabajando, es impulsada a salir de sí misma para ir hacia los otros y difundir la esperanza que ha recibido en don».
Francisco ha retomado las palabras del beato Juan Pablo II en la carta apostólica Novo millennio ineunte «hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo». Y añade el Papa polaco: «Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades».
Al respecto, el Pontífice ha destacado que «‘hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión’ es realmente fundamental para la eficacia de cada compromiso en la evangelización, en cuanto releva el deseo profundo del Padre: que todos sus hijos vivan como hermanos, revela la voluntad del corazón de Cristo: ‘que todos sean una sola cosa’, revela el dinamismo del Espíritu Santo, su fuerza de atracción libre y liberadora».
Así, ha añadido el Papa, «cultivar la espiritualidad de comunión contribuye además a hacernos más capaces de vivir el camino ecuménico y el diálogo interreligioso».
Al concluir, el Santo Padre ha deseado que el congreso sea «una ocasión propicia para crecer en el espíritu de la colegialidad, y para obtener del amor recíproco motivo de ánimo y de esperanza renovada».