Unas 25 mil personas en la plaza de san Pedro para escuchar la catequesis del Papa, a pesar del frío y la lluvia
Una plaza de san Pedro inundada de banderas procedentes de distintas partes del mundo, carteles con mensajes de cercanía y un coro de voces que cantaban ¡viva el Papa! han dado la bienvenida a Francisco. Montado en el jeep blanco, el Papa ha pasado más de media hora saludando a los fieles reunidos en la plaza. En esos treinta minutos, el Santo Padre se dedica a bendecir, besar y acariciar a los más pequeños, protegidos con gorros y bufandas de las bajas temperaturas.
Un momento especialmente simpático y que ha provocado la sonrisa de los que estaban cerca, ha sido cuando el papa argentino ha saludado a un loro colorido. La presencia del animal en la plaza se debe a los 350 representantes del circo de Bergantino, procedente del Triveneto que han acudido hoy a la audiencia general.
Además, en un punto del recorrido, el Santo Padre se ha bajado del jeep para charlar unos minutos con un grupo de niños a los que ha bendecido algunas fotografías que llevaban en la mano.
En la tercera de las catequesis dedicadas a los sacramentos, el Papa ha hablado hoy sobre la Confirmación. Al finalizar la catequesis, comenzó a llover, por lo que Francisco bromeó: «se ve que estos últimos miércoles, a mitad de audiencia, nos bendicen del Cielo: pero ¡ustedes son valientes, adelante!».
Duras palabras las que ha dedicados a los «usureros», y ha dirigido un pensamiento a esas familias que no tienen para comer porque deben pagar la hipoteca… «¡eso es inhumano!» Lo ha dicho tras saludar a los miembros de la Fondazioni Associate alla Consulta Nazionale Antiusura acompañados por el arzobispo de Bari, monseñor Francesco Cacucci, y ha deseado que «las instituciones puedan intensificar su compromiso contra las víctimas de la usura, dramática plaga social que hiere la dignididad inviolable de la persona humana».
El papa Francisco saludó también a las familias de los trabajadores de una empresa de Florencia, acompañados por su cardenal, el arzobispo Giuseppe Bertori. «Les expreso dijo Francisco mi cercanía y deseo que se hagan todos los esfuerzos posibles por las autoridades competentes, para que el trabajo que es fuente de dignidad sea la preocupación central de todos».
A continuación, las palabras del resumen que el Santo Padre ha hecho de la catequesis en español:
Hoy nos centraremos en el Sacramento de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, forma parte un proceso único que se llama la iniciación cristiana, a través del cual somos insertados gradualmente en Cristo, muerto y resucitado y recibimos una vida nueva. El término Confirmación indica que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y concediéndonos una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.
Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu actúa con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la vida. Cuando lo recibimos en nuestro corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien reza, quien perdona, el que infunde esperanza, el que sirve a los hermanos más necesitados, el que crea comunión y siembra la paz en nuestra vida. Es él el que hace eso.
A continuación ha saludo con afecto «a los peregrinos de lengua española, venidos de España, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido».
Después de los saludos en todas las lenguas, Francisco ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El próximo viernes – ha señalado – celebramos la memoria de san Juan Bosco. Por ello «queridos jóvenes, su figura de padre y maestros os acompañe en los años de estudio y formación. Queridos enfermos, no perdáis la esperanza también en los momentos más duros del sufrimiento. Y vosotros, queridos recién casados, inspiraros en el modelo salesiano del amor preventivo en la educación integral de vuestros hijos».