Mensaje del Santo Padre para la Sesión Pública de las Academias Pontificias
Esta tarde en Roma ha tenido lugar la XVIII Sesión Pública de las Academias Pontificas, que este año lleva por tema «Oculata fides. Leer la realidad con los ojos de Cristo». Los trabajos han sido introducidos por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias. Durante el acto, el secretario de Estado, monseñor Parolin, ha leído el mensaje enviado por el Papa para dicha ocasión. Además, ha entregado el Premio de las Academias Pontificas.
Asimismo, se ha contado con la intervención de monseñor Piero Coda, Académico de la Academia Pontificia de Teología, sobre el tema «Mirar con los ojos de Cristo: para una lectura de la Encíclica Lumen fidei y de la exhortación apostólica Evangelii gaufium, repondiendo a la pregunra ¿Qué dice hoy el Espíritu a la Iglesia?
En el mensaje leído por monseño Parolín, Francisco habla sobre la relación entre la encíclica Lumen Fides y la reciente exhortación apostólica Evangelii gaudium.
El Santo Padre explica que en ambos documentos «he querido invitar a reflexionar sobre la dimensión ‘luminosa’ de la fe y sobre la conexión entre fe y verdad, para indagar no solo con los ojos de la mente sino también con los del corazón, es decir, en la perspectiva del amor». Asimismo recuerda que al día siguiente de la Resurrección de Jesús, «sus discípulos no contemplaron una verdad puramente interior o abstracta, sino una verdad que se les revelaba precisamente en el encuentro con el Resucitado, en la contemplación de su vida, de sus misterios». Y de aquí – señala el Papa – derivan importantes consecuencias tanto en el actuar de los creyentes, como en el método de trabajo de los teólogos. Y cita la Lumen Didei al subrayar que «la verdad queda hoy reducida a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno. Una verdad común nos da miedo, porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos. Sin embargo, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común…. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos».
Y esta perspectiva de una Iglesia en camino y misionera es la que se desarrolla en la exhortación apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, recuerda Francisco. Por eso el Santo Padre insiste en que las Academias Pontificia están también llamadas «a esta transformación, para no hacer faltar al Cuerpo eclesial su propia contribución». Y con esto no podemos entender hacer «operaciones exteriores, ‘de fachada'», advierte el Papa. «Se trata más bien, también para vosotros, de concentrarse todavía más en lo esencial, en lo que es más bello, más grande, más atrayentes y al mismo tiempo más necesario». A propósito de esto, el Santo Padre pide «vuestra colaboración cualificada, al servicio de la misión de toda la Iglesia».
Y precisamente para animar a cuantos, entre los jóvenes estudiosos de teología, quieren ofrecer la propia contribución a la promoción y a la realización de una nuevo humanismo cristiano a través de su investigación, el Papa se complace en asignar ex aequo «el Premio de las Academias Pontificias, dedicado este año a la búsqueda teológica y al estudio de las obras de santo Tomás de Aquino a dos jóvenes estudiosos: el profesor Alessandro Clemenzia, por la obra ‘En la Trinidad como Iglesia. En diálogo con Heribert Mühlen’, y la profesora Maria Silvia Vaccarezza por la obra ‘Las razones del contingente. La sabiduría práctica entre Aristóteles y Tomás de Aquino’.
Para concluir, el Papa en su mensaje desea «a los académicos y a todos lo presentes un compromiso fructífero en los respectivos campo de investigación, confiando a cada uno a la materna protección de la Virgen, Sedes Sapientiae», así como pide un recuerdo en la oración por él y su ministerio.