AMAR Y CUIDAR TODA VIDA HUMANA. JORNADA POR LA VIDA 2012 GRANADA.

La Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, patrona de Granada, acogió ayer los actos con los que la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar celebraba la Jornada por la Vida 2012.
La jornada de este año se ha convocado con el lema “ama la vida, toda la vida” que quería ser una propuesta para seguir trabajando, reflexionando y orando por la vida, una llamada a amar y cuidar toda vida humana, a hacerlo desde la familia. Nos decía nuestros obispos de la Subcomisión de Familia y vida que “debemos evitar que la cultura de la muerte promueva en la legislación agresiones contra la vida, presentadas como si fuesen manifestaciones de progreso o incluso como muestras de humanitarismo”
Comenzamos a las siete de la tarde, en el Salón Parroquial de la Carrera con una conferencia a cargo de D. Antonio Martín Muñoz, delegado en Granada de Derecho a Vivir con el título de: “El valor de la vida”. Comenzó con un impresionante video sobre las técnicas que se utilizan para provocar un aborto, para afirmar paso seguido que no hay argumento alguno para justificar un aborto, aunque en la prensa, sobre todo la televisión, traten de presentarlo como algo que ya es inevitable. “Para que el mal triunfe, basta que los buenos no hagan nada”, con estas palabras de E. Burke, nos animaba Antonio a seguir adelante en esta realidad que ya es imparable de trabajar en defensa de la vida, de toda vida. Las trampas de la “empresa abortista”, para justificar su negocio, el trauma postaborto… son realidades, que aunque miremos para otro lado, están ahí. No podemos quedarnos impasibles, como si fuera algo que no nos afecta, y es necesario coordinar los esfuerzos en esta lucha por la vida. Faltó tiempo para el turno de preguntas y la idea más común, en la que todos coincidíamos, es la necesidad de que tenemos que seguir trabajando por la cultura de la vida.
Ya en el templo, y ante la mirada maternal de la Santísima Virgen de las Angustias, continuamos con la Eucaristía por la Vida, presidida por D. Manuel Reyes, Vicario General de la Archidiócesis, presente también D. Francisco Molina, Párroco de la Basílica. Representantes de Movimientos Familiares, muchos fieles llenaban prácticamente el templo. “La Iglesia no podría encontrar mejor fecha en el año para celebrar una jornada por la vida que este día, nueve meses antes del día de Navidad, en el que conmemoramos que, gracias a la disponibilidad de la Virgen, el Hijo de Dios se hizo carne de nuestra carne para caminar por nuestro mismo camino y conducirnos hacia la vida de Dios”. Hablaba D. Manuel de la grandeza de la vida, tenemos que mirarla con la ternura de Dios, que nos ve como seres únicos, el valor de la persona no se puede medir, por muy deteriorado que al final de la vida se nos pueda presentar, casa persona, cada ser humano tiene un valor absoluto, dignidad y valor que ha sido elevada al nivel más alto por la encarnación del Hijo de Dios en un hombre, uno como nosotros. Terminábamos implorando a la Santísima Virgen, madre de la Vida, que nos ayude a seguir trabajando por la cultura de la vida, a trabajar por la familia seno de la vida, lugar natural del origen y del ocaso de la vida.
Terminada la Eucaristía, el otro regalo, sentirnos hermanos en esta gran familia que es la Iglesia, reconocernos, querernos… sentirnos hijos de un mismo Padre, miembros del mismo cuerpo participando de la misma vida. Sentirnos Familia, sentirnos Pueblo de Dios. Nos sentíamos “en casa”.

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