PREPARÉMONOS PARA ENCONTRAR A JESÚS, EL EMMANUEL, DIOS-CON NOSOTROS
Al nacer en la pobreza de Belén, quiere ser compañero de viaje de cada quien. En este mundo, desde que Él mismo quiso poner en él su «morada», nadie es extranjero. Es verdad, todos estamos de paso, pero es Jesús quien nos hace sentirnos como en casa en esta tierra santificada por su presencia. Él nos pide, sin embargo, que hagamos que sea una casa acogedora para todos. Este es precisamente el don sorprendente de la Navidad: Jesús vino por cada uno de nosotros y en él nos ha hecho hermanos. De aquí se deriva el compromiso por superar cada vez más los prejuicios, por abatir las barreras y eliminar las contraposiciones que dividen, o peor aún, que oponen a los individuos y pueblos, para construir juntos un mundo de justicia y de paz.
Con estos sentimientos, queridos hermanos y hermanas, vivamos las últimas horas que nos separan de la Navidad, preparándonos espiritualmente para acoger al Niño Jesús. En el corazón de la noche, vendrá por nosotros. Pero también quiere venir en nosotros, vivir en el corazón de cada uno de nosotros. Para que esto pueda tener lugar es indispensable que estemos disponibles y que nos dispongamos para recibirlo, estando dispuestos a dejarle espacio dentro de nosotros, en nuestras familias, en nuestras ciudades. ¡Que su nacimiento no nos encuentre sin estar preparados para festejar la Navidad, olvidando que el protagonista de la fiesta es precisamente Él! […]
¡Alegrémonos por esta fiesta de Navidad que estamos a punto de celebrar! ¡Mañana contemplaréis la gloria del Señor!”
(BENEDICTO XVI, Ángelus 24 diciembre 2006)
Al nacer en la pobreza de Belén, quiere ser compañero de viaje de cada quien. En este mundo, desde que Él mismo quiso poner en él su «morada», nadie es extranjero. Es verdad, todos estamos de paso, pero es Jesús quien nos hace sentirnos como en casa en esta tierra santificada por su presencia. Él nos pide, sin embargo, que hagamos que sea una casa acogedora para todos. Este es precisamente el don sorprendente de la Navidad: Jesús vino por cada uno de nosotros y en él nos ha hecho hermanos. De aquí se deriva el compromiso por superar cada vez más los prejuicios, por abatir las barreras y eliminar las contraposiciones que dividen, o peor aún, que oponen a los individuos y pueblos, para construir juntos un mundo de justicia y de paz.
Con estos sentimientos, queridos hermanos y hermanas, vivamos las últimas horas que nos separan de la Navidad, preparándonos espiritualmente para acoger al Niño Jesús. En el corazón de la noche, vendrá por nosotros. Pero también quiere venir en nosotros, vivir en el corazón de cada uno de nosotros. Para que esto pueda tener lugar es indispensable que estemos disponibles y que nos dispongamos para recibirlo, estando dispuestos a dejarle espacio dentro de nosotros, en nuestras familias, en nuestras ciudades. ¡Que su nacimiento no nos encuentre sin estar preparados para festejar la Navidad, olvidando que el protagonista de la fiesta es precisamente Él! […]
¡Alegrémonos por esta fiesta de Navidad que estamos a punto de celebrar! ¡Mañana contemplaréis la gloria del Señor!”
(BENEDICTO XVI, Ángelus 24 diciembre 2006)