También este año del 18 al 25 de enero en muchos lugares del mundo se celebra la Semana de oración por la unidad de los cristianos, en cambio en otros sitios se celebra en Pentecostés.Chiara Lubich solía comentar el versículo bíblico elegido cada año con tal motivo.
Este año la frase bíblica para la Semana de oración es: «Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de celebrar la cena del Señor y de participar en la oración» (Hch 2,42). Para la reflexión y la vida proponemos un texto de Chiara de 1994 escrito como comentario al versículo Hch 4,32.
«El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos lo disfrutaban en común» (Hch 4,32)
Esta Palabra de vida nos presenta una de esas escenas literarias (véase también 2,42, 5,12-16), en las que el autor de los Hechos de los Apóstoles nos da a conocer a grandes líneas la primera comunidad cristiana de Jerusalén. Ésta se caracteriza por su lozanía y su dinamismo espiritual, por la oración y por el testimonio, sobre todo de gran unidad, rasgo que Jesús quería que fuese signo inconfundible y fuente de fecundidad en su Iglesia.
El Espíritu Santo que en el bautismo se da a todos los que acogen la Palabra de Jesús, al ser espíritu de amor y de unidad, hacía de todos los creyentes una sola cosa con el resucitado y entre ellos superando todas las diferencias de raza, cultura y clase social.
«El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos lo disfrutaban en común».
Pero veamos con más detalle los aspectos de esta unidad.
El Espíritu Santo, ante todo, realizaba entre los creyentes la unidad de corazones y de pensamiento, ayudándoles a superar esos sentimientos que la hacían difícil, en la dinámica de la comunión fraterna.
De hecho, el mayor obstáculo para la unidad es nuestro individualismo, es el apego a nuestras ideas, puntos de vista y gustos personales. Con nuestro egoísmo se construyen las barreras con las que nos aislamos y excluimos al que es distinto a nosotros.
«El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos lo disfrutaban en común».
Por otra parte, la unidad realizada por el Espíritu Santo se reflejaba necesariamente en la vida de los creyentes. La unidad de pensamiento y de corazón se encarnaba y se manifestaba en una solidaridad concreta, compartiendo los propios bienes con los hermanos y hermanas que estaban necesitados. Y precisamente porque era auténtica, no toleraban que en la comunidad algunos viviesen en la abundancia, mientras a otros les faltaba lo necesario.
«El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos lo disfrutaban en común».
¿Cómo viviremos la Palabra de vida de este mes? Ésta subraya la comunión y la unidad tan recomendada por Jesús y para realizar ésta Él nos dio su Espíritu.
Por ello, trataremos de crecer en esta comunión a todos los niveles, escuchando la voz del Espíritu Santo. Sobre todo, a nivel espiritual, superando las semillas de división que llevamos dentro de nosotros. Por ejemplo, sería un contrasentido querer estar unidos a Jesús y al mismo tiempo estar divididos entre nosotros comportándonos de un modo individualista, caminando cada uno por su cuenta, juzgándonos e incluso excluyéndonos. Por lo tanto, se necesita una conversión renovada a Dios que nos quiere unidos.
Además esta Palabra nos ayudará a comprender cada vez mejor la contradicción que existe entre la fe cristiana y el uso egoísta de los bienes materiales. Nos ayudará a realizar una auténtica solidaridad con cuantos están necesitados, incluso en los límites de nuestras posibilidades.
Por otra parte, como nos encontramos en el mes que se celebra la semana de oración por la unidad de los cristianos, esta Palabra nos empujará a rezar y a reforzar nuestros vínculos de unidad y de amor por compartir con nuestros hermanos y hermanas pertenecientes a distintas Iglesias, con los que tenemos en común una única fe y un único espíritu de Cristo recibido en el Bautismo.
Chiara Lubich
publicada en Ciudad Nueva, n° 295