Miércoles 29 de diciembre de 2010.
Con participación de familias del Movimiento Familiar Cristiano, de los Equipos de Nuestra Señora, de Don Bosco, de las familias de la Institución Teresiana, Familias Nuevas de los Focolares, Hogares Nuevos Obra de Cristo, del Encuentro Matrimonial, del Movimiento Familia Albertina… muchas familias de nuestras parroquias… muchos niños todos con ganas de participar, como nuestra amiguita Carmen, que todavía es pequeñita y va conociendo las letras, también quería ella leer en la oración de los fieles.
Tierna la imagen en el ofertorio de cuando un grupo de pequeñines acercó el símbolo de la Luz a D. Javier, ellos quieren ser ya esa luz que ilumine al mundo, que como la Estrella de Belén guíen a otros hacia Dios.
Solemnizada la Eucaristía por la CAPILLA MUSICAL DE GRANADA mágnífico grupo coral dirigido por Ana María Farnandez Vivas con su gran experiencia coral y su buen hacer con bellos cantos. En la nave central, justo delante del altar el Nacimiento de tamaño natural, seguro que hoy, como hace dos mil años lo hicieron los pastores, han alegrado el corazón de la Sagrada Familia, como han hecho con todos los que estábamos en la Basílica, ayudándonos a vivir con devoción la Eucaristía.
Hay momento
s en los que sientes que el alma revolotea, donde ese único momento presente que tenemos para amar con un amor desprovisto de afectos, por pura gratuidad, parece que se hace eternidad, flases de paraíso que hace real el “así en la tierra como en el cielo” se hace eternidad. Esa era la impresión cuando con un gesto afirmabas las palabras de D. Javier en su homilía: “Cristo es esencial para la persona, para el ser humano, Cristo es esencial para la familia”. Cuando lo has experimentado sientes la necesidad de decir “es verdad”. Sentirnos llamados a ser hombres nuevos, mujeres nuevas, familias nuevas y anticipar ya lo que será vivir en la ciudad de Dios. Volver a sonreír cuando decía D. Javier “no hay posible felicidad humana sino es en el amor, un Amor que no es posible sin Cristo” y sentías decir de nuevo “es verdad”. Y no era sentimiento, era certeza.Y terminada la Eucaristía y comentabas con los demás, con otras parejas, había sido una experiencia común de adhesión a esas palabras de D. Javier de que “estamos hechos para un amor infinito que nada ni nadie puede satisfacer, solo Jesucristo” Ver el matrimonio como dos misterios de infinito que solo se encuentran cuando Cristo colma e ilumina el ansia de infinito de cada uno de esos misterios de infinito que son los cónyuges, es para dar gracias por la gracia a la que estamos llamados.
Una bella tarde de familia que terminó después de la bendición de los matrimonios, con un emotivo homenaje a aquellos matrimonios que en 2010 han celebrado sus 50 o 25 años de matrimonio representados por algunas parejas que en altar recibieron un pequeño recuerdo de sus 50 o 25 años de matrimonio.
Para nosotros, como Delegación Diocesana de Pastoral Familiar, es difícil expresar con palabras la vida de familia que se respiraba en la Basílica, fácil dar las gracias a cada uno de los distintos movimientos familiaristas que estaban presentes, los sentimos tan cercanos que sería como darnos las gracias a nosotros mismos:
nos sentíamos Iglesia,
GRACIAS DE CORAZON A TODOS.