Surgió en la atenta escucha de un signo de los tiempos muy concreto: el grito de la familia que clama una ayuda concreta, mientras navega en una frágil cáscara de nuez en un mar tempestuoso.
En aquellos orígenes aún no se sabía que Dios estaba pidiendo una Obra evangelizadora, a través de la cual miles de familias se verían beneficiadas.
Toda la vida de los miembros de la Obra y el accionar apostólico está fundamentado en su carisma:
Cristocéntrico: Es la búsqueda de transformar cada comunidad, familia y persona, en una realidad que descubra a Cristo Vivo con espacio de decisión como basamento de solidez espiritual. De este modo, Cristo es quien guía y orienta hacia la trascendencia del hombre, brindándole criterios de eternidad para la iluminación de su vida y opciones.
Amor a la familia: El accionar encuentra la fuerza motivadora en un gran amor por la familia, explotando todos los dones para trabajar en ella y por ella, concretando una fuerte defensa y promoción del amor y de su fruto: la vida.
Apertura hacia toda la Iglesia: Los miembros se comprometen, desde una actitud eclesiológica abierta y generosa, insertándose en las diversas realidades y necesidades eclesiales y sociales, para desde allí servir en la tarea evangelizadora de la familia.
Humildad: Dios se alberga solamente donde la sencillez y la humildad le han preparado el camino.
Alegría: La invitación de San Pablo, «estén siempre alegres» (1 Tes 5, 16), es norma de vida.
HOGARES NUEVOS. OBRA DE CRISTO