BENEDICTO XVI AL ENCUENTRO TESTIMONIAL DEL VI EMF DE MEXICO

El sábado 17 fue un día de auténtica fiesta para las familias congregadas en la explanada y en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, que bello marco para reunirse las familias. Una fiesta llena de testimonios y cuyo eje central fue el rezo del Rosario, algunos momentos musicales y el testimonio de varias familias mexicanas y del extranjero

Además, se contó con un mensaje que desde el Vaticano envió el Santo Padre Benedicto XVI, las palabras del Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para las Familias, y del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.

Las palabras del Santo Padre conmovieron a todos cuando definió a las familias como “Evangelio vivo», que todos pueden leer. “El hogar está llamado a vivir y cultivar el amor recíproco y la verdad, el respeto y la justicia, la lealtad y la colaboración, el servicio y la disponibilidad para con los demás, especialmente para con los más débiles. El hogar cristiano, que debe «manifestar a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la naturaleza auténtica de la Iglesia» (Gaudium et spes, 48), ha de estar impregnado de la presencia de Dios, poniendo en sus manos el acontecer cotidiano y pidiendo su ayuda para cumplir adecuadamente su imprescindible misión”.

Animó a las familiar a orar seguros de la presencia de Dios en medio de la familia “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy ahí en medio de ellos» (Mt 18,20). Y el Maestro está ciertamente con la familia que escucha y medita la Palabra de Dios, que aprende de Él lo más importante en la vida” la familia se convierte así en una comunidad de discípulos y misioneros que transmite e irradia el Evangelio.
Familias que vivan en confianza y obediencia filial a Dios, donde son acogidos los hijos, los más débiles y se vive el perdón
La familia cristiana, viviendo la confianza y la obediencia filial a Dios, la fidelidad y la acogida generosa de los hijos, el cuidado de los más débiles y la prontitud para perdonar, que “se convierte en un Evangelio vivo, que todos pueden leer (Cf. 2 Co 3,2), en signo de credibilidad quizás más persuasivo y capaz de interpelar al mundo de hoy”
Animaba también el Santo Padre a que la convivencia en el hogar tenía que mostrar que libertad y solidaridad se complementan, que se vive la reciprocidad y que más que la estricta justicia, la familia tiene que estar abierta a la comprensión y al perdón. Si la sociedad se mira en la familia, y se inspira en los valores constitutivos de la auténtica vida familiar para humanizarse cada día más y encaminarse hacia la construcción de «la civilización del amor».
“La familia tiene derecho a ser reconocida en su propia identidad y a no ser confundida con otras formas de convivencia, así como a poder contar con la debida protección cultural, jurídica, económica, social, sanitaria y, muy particularmente, con un apoyo que, teniendo en cuenta el número de los hijos y los recursos económicos disponibles, sea suficiente para permitir la libertad de educación y de elección de la escuela”.
Terminaba exhortándonos a tener una gran confianza, pues la familia esta en el corazón de Dios, y que trabajar por la familia, es trabajar por el futuro digno y luminoso de la.
Otro momento de especial importancia fue la consagración de las familiar por el Cardenal Tarsicio Bertone, Legado Pontificio del Santo Padre para el VI EMF.

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