CAMPAÑA «VENDE LO QUE TIENES Y DÁSELO A LOS POBRES»
Los Amigos de la Abadía del Sacromonte en cooperación con el programa de empleo de Cáritas Granada
Campaña «Vende lo que tienes y dáselo a los pobres» con la que se celebra un Rastrillo cuyos fondos se destinarán a la contratación de obreros para restaurar la Abadía del Sacromonte.
La inspiración de esta Campaña nace del texto evangélico en que Jesús le dice al joven rico: “Vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme” (MC 10, 21; cf. Mt 19, 21; Lc 18, 22).
En el pueblo que Jesucristo ha generado en la historia –la Iglesia-, estas palabras se han visto siempre como una potente llamada a liberarnos de uno de los ídolos a los que más fácilmente sacrificamos nuestra libertad y nuestra vida: el dinero y la posesión de bienes.
Jesucristo mismo nos hace caer en la cuenta: “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24; Lc 16, 13). Es verdad: tal y como es el corazón humano, en él no caben dos dueños. Y, sin embargo, el corazón humano tiene siempre un dueño. También el magisterio vivo de los santos y la enseñanza social de la Iglesia nos enseñan que, si bien la propiedad es legítima cuando es fruto del trabajo honesto, nunca es un absoluto, y está siempre subordinada al destino universal de los bienes. Y que sólo cuando la vida entera también las relaciones laborales, y también la producción y el consumo, están impregnados de afecto por el bien de todos, de desprendimiento y de caridad, emerge una humanidad bella y buena, y sólo entonces la vida humana se hace verdaderamente digna de ser vivida. Ésta es la única revolución verdadera y eficaz, éste es el único modo de construir una ciudad de hermanos, hijos libres de Dios. Es una revolución de hombres y mujeres nuevos, porque han sido recreados por el Espíritu Santo de Dios. Es la revolución que comenzó la mañana de Pascua, y que cada generación ha de hacer suya para que la humanidad reencontrada no perezca. Esa revolución puede empezar hoy en cada uno de nosotros, contigo, en tu misma familia, en tu propio corazón.
Nota muy importante: El Señor ve el corazón y no cuenta resultados: el óbolo de la viuda vale más –y contribuye más al cambio del mundo- que las limosnas ostentosas o las “donaciones” interesadas.
Las circunstancias de hoy hacen esta revolución urgente. Mediante este gesto (educativo) de vender bienes a los que tal vez tenemos cariño, y sostener con el producto de la venta el trabajo de algunos hermanos nuestros, estamos contribuyendo, acaso de forma mínima, pero también eficaz al alcanza de todos, a aliviar una verdadera necesidad, y al cambio de mentalidad que este mundo necesita para volver a encontrar su humidad perdida.
Cuando compras estos objetos, te estás uniendo a un inmenso movimiento de amor: acoges en tu vida a quien lo ha vendido y –puesto que tu compra va a ser fuente de trabajo-, acoges también y contribuyes a que se reconozca la dignidad de quien se beneficia de ella. Estás contribuyendo a que nazca un pueblo de amigos o, si eres cristiano, la familia de los hijos de Dios.
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada