Jornadas de Verano.
Curso Amor Humano, Matrimonio y Familia
Con motivo del año de San José propuesto por el Papa Francisco y la publicación hace unos meses de la carta apostólica PatrisCorde ‘con corazón de padre’ hemos dedicado del 30 de julio al 1 de agosto, tres días a reflexionar y compartir experiencias en torno a los desafíos actuales de la paternidad. Ha sido un curso-encuentro intenso y rico; unas jornadas de verano organizado por la Delegación de Pastoral Familiar en el marco del Curso de Amor Humano, Matrimonio y familia. Los ponentes Mª Isabel Rodríguez y Juan J. Medina lo han impartido en la casa de Juan Pablo II de la Zubia.
Todos hemos podido “rebuscar” y encontrar experiencias de paternidad en nuestras vidas, no siempre positivas pero todas ellas apuntan a la familia real que existe, con heridas y tropiezos. No existe la paternidad ni la familia idílica ni perfecta.
Debemos entender la paternidad inserta siempre en la complementariedad amorosa entre un hombre y una mujer. Sólo ahí encuentra su sentido y concreción, que a su vez se completa en los hijos. La aportación específica del padre es complementar la de la madre, más amorosa, gratuita e incondicional con una ‘sana réplica’. El padre aporta propiamente las normas, la ley de las relaciones y el intercambio, el riesgo de la vida social; y todo ello con la cruda polaridad que tanto quebradero de cabeza nos da a los padres, entre dar libertad y mantener la autoridad.
El panorama mundial habla de unos datos donde la figura del padre va paulatinamente desapareciendo de las familias tanto físicamente como de presencia activa y efectiva. Con la contrapartida de que la mayoría de la delincuencia, el fracaso escolar, violencia… apuntan a la ausencia del padre. En definitiva los hijos necesitan del padre al menos tanto como de la madre para su equilibrio personal y social.
El papel del varón, masculino, padre… ha sufrido un vuelco importante en cuanto a su sentido. Ya no es el sustentador, protector, defensor de la familia, que representa la autoridad y la seguridad como antaño. Siempre ha habido claroscuros en la figura del padre, pero en los últimos tiempos ha sufrido una crisis de identidad extremadamente vertiginosa, que les ha hecho verse prescindibles. A eso se suma la falta de modelos positivos de paternidad en la opinión pública; escasísimos ejemplos de masculinidad positiva.
En este punto debemos preguntarnos ¿qué papel específico tiene el padre de hoy en día?
Lo cierto es que desde una perspectiva de fe esta situación de encrucijada se puede convertir en una oportunidad para un nuevo inicio; una ocasión para hacer camino al andar, el marco de unas nuevas formas, estructuras y maneras de ser padre de forma entusiasmante, y para ello es bueno fijarse especialmente en la figura de S José.
Como decía Benedicto XVI, sin padres presentes y positivos en la vida diaria es un gran problema hablar de que Dios sea Padre, y sin la paternidad no hay fraternidad. Durante todo el curso le dimos vueltas al dilema de cómo todos rezamos el Padre Nuestro desde nuestra experiencia vital de paternidad; y cómo esto nos debe hacer resonar el eco de la humanidad: ‘¿qué has hecho de tu hermano?’
Todo esto nos llevó lógicamente a profundizar en la figura de S. José a partir de la Redemptoris Custos (el Custodio del Redentor) de S Juan Pablo II, publicada en 1989. S José fue el modelo de entrega, el hombre del silencio, de la fidelidad, obediente, responsable de su familia en medio de las vicisitudes, el que aportó a Jesús además de la trascendental experiencia de padre, la vida oculta en el pueblo, la vivencia de tener que emigrar, el nombre, el apellido, el oficio, la importancia del trabajo… y así pudimos analizar a partir de S José el supuesto DNI de Jesús.
A partir de la carta apostólica del Papa Francisco ‘Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él’ (PC 2) llegamos a abordar temas de gran calado para la adultez de los laicos en la Iglesia como son:
- Una tarea hacia adentro de la propia familia: curar las heridas personales, matrimoniales, familiares, con formas creativas de amor; no hay familia sin heridas. Además la tarea primordial de la educación de los hijos sin caer en los extremos de la obsesión o el abandono y propiciando los gestos cotidianos como el ‘perdón, gracias, por favor’.
- Quizá lo más importante que debemos proporcionar los padres en la educación de nuestros hijos es saber dar buenos criterios y destacar las prioridades, los ideales de vida.
- Y otra tarea hacia fuera, propiciando una familia agente activo en lo religioso, pero también en lo cultural, social, económico y político.
El ‘ocaso de la paternidad’ ha podido derivar en la emergencia de un papá estado y un papá mercado, sustitutos del padre y en el fondo formas de hacer derivar la autoridad social de fuentes externas a la familia que al final tienden a globalizar y condicionar la conciencia y la vida de la persona.
Es necesario conocer la vida pública e institucional y sus posibilidades evangelizadoras; distinguir los planos personal, ambiental e institucional, imprescindibles para poder analizar adecuadamente los acontecimientos. Debemos aprender a ver, juzgar y actuar sobre las causas de los mecanismos y problemas que afectan a nuestras familias, a nuestra sociedad. No podemos ver pasar la historia como si laicos pudiéramos estar al margen del devenir histórico y social.
Necesitamos profundizar como cristianos en la caridad política como forma específica de los laicos y cómo encarnarla asumiendo la responsabilidad de otros, viviendo como propio el dolor ajeno, y eso en un mundo en guerra de hambre, paro, esclavitud donde, por ejemplo, en España hay más de un millón de familias que tienen todos sus miembros en paro.
Conocer la Doctrina Social de la Iglesia para ponerla en ejercicio es quizá la mejor forma de ejercer esa paternidad; porque cuando uno es padre de un hijo de alguna manera es padre de todos los hijos del mundo.
En definitiva vivir plenamente el papel de padres es dejarles a nuestros hijos el testigo de la fe, la Iglesia y los deseos de un mundo mejor, más humano, más fraterno.
Os dejamos el link de la Conferencia completa impartida sobre San José vida pública e institucional de su paternidad por D José Ramón Peláez.
Bendiciones,
Delegación Pastoral Familiar
Maravillosa reflexión y expresión de la paternidad en nuestra sociedad actual donde se menosprecia el valor de la famila pero necesita a gritos de ella para poder alcanzar el amor y la paz interior que todos los seres humanos necesitamos.