Cuál es la razón para que «diecinueve años plenos de vida en el amor y en la luz, una luz que irradiaba a su alrededor y venía desde adentro: de su corazón lleno de Dios», se preguntaba el Santo Padre “cómo una joven de apenas 17 ó 18 años, humanamente sin esperanza podía difundir tanto amor, serenidad y paz”, el Papa afirmaba que “era evidente que se trataba de una gracia de Dios preparada y acompañada por la colaboración humana, de sus padres y de sus amigos”.
«La familia es fundamental porque allí germina en el alma humana la primera percepción del sentido de la vida». Cuando nuestras familias se dejan iluminar por la luz que proviene de la fe y del amor, nos son ya dueños, como decía el Papa “de la vida de los hijos, sino los primeros colaboradores de Dios para la Trasmisión de la vida y de la fe”.
Familias que viven su fe con otras familias, entramado divino que ayuda a que la vida de familia sea una tensión en unidad a la santidad a la que todos estamos llamados.