Hace unos días concluíamos nuestra VII Semana de la Familia, y el lema, aunque pueda parecer pretensioso era precisamente el título de esta entrada: FAMILIAS TESTIGOS DEL AMOR DE DIOS.
Familias que sean de Dios, que bella pertenencia: DE DIOS y no por meritos propios, sino porque El nos ha elegido y nos ha elegido para que demos fruto, y nuestro fruto sea abundante. Pero es necesario “ser de Dios”, El nos ha amado antes y tenemos que vivir siendo la respuesta a este amor: dejar que El viva en nuestras familias. Y para esto es necesaria solo una cosa: amar a Dios, únicamente a El, amándolo a El, amamos a todos.
Familias que sean de El, sólo de El. el resto llegará como consecuencia. No nos dejemos engañar, no nos apeguemos a nada que no sea Dios. Esto es garantía de llegar a la meta, no por nosotros, sino por El que nos lleva. familias que se dejen llevar por Dios.
Ha terminado nuestra semana de la familia y aún más estamos convencidos de que solo familias enamoradas de Dios que es Amor, que lo eligen como único bien de su vida, pueden enamorar, pueden entusiasmar a otras familia a hacer juntos este santo viaje que es nuestro camino hacia Dios, a nivel personal, pero sobre todo como familia, también nos dirigimos hacia Dios.