Después de los saludos y una breve introducción, pasamos a la Adoración del Santísimo, bajo el lema “Cuidar nuestros jóvenes hoy, es preservar la familia del futuro”. Nuestros jóvenes son nuestros hijos y en esos instantes los poníamos en presencia de Jesús. La experiencia fue muy fuerte. ¡Qué dolor lleno de esperanza al contemplar las deficiencias de nuestro trato con ellos!, y al mismo tiempo ¡qué alegría al experimentar que sus vidas están en manos del Señor!
No podía haber una manera mejor de comenzar el retiro, que llevando a la presencia de Jesús el fruto de nuestro amor, la corona de nuestra misión, nuestros queridos hijos que Dios nos ha confiado.En el trascurso de este día y medio hemos podido compartir el silencio, las charlas, el rezo de los Laudes, el Rosario, los testimonios de trabajos en equipo y las eucaristías participadas como broche final de las jornadas en las que tomamos las fuerzas necesarias para seguir caminando con Él y para Él.
Después de leer los testimonios de los allí presentes, hemos de decir que Dios una vez más ha tocado nuestros corazones de una manera personal y especial. Nos damos cuenta de que, aunque el camino no es fácil, cuando caminamos juntos nos fortalecemos, porque el Señor a través de cada uno ofrece algo a los demás. Por todo esto podemos decir que “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”, muy alegres por darnos la oportunidad de haber compartido este retiro.
Queremos también aprovechar para agradecer a los organizadores, que con inmensa generosidad, han preparado el retiro y han estado dispuestos a servirnos en todo momento.