2. La reflexión que acompaña a la acción.
Stanislaw Dziwisz
La primera característica de su labor pastoral con la familia es la profunda reflexión que siempre acompañada a lo que realizaba, proponía o aconsejaba a las personas que, como sacerdote, trataba. Gracia a lo cual en su actividad nunca dominó el caos. Por otra parte, y esto es también importante señalarlo, se encontró siempre lejos de la tentación de convertirse en el llamado «activista».
Todas las personas con las que se encontraba o conocía -jóvenes, novios, padres e hijos. ancianos, y sobre todo enfermos- nunca eran tratados como objetos de «atención pastoral». Siempre eran personas que se quedaban grababas en su corazón y en su memoria. Era frecuente que el trato con esas personas durara hasta el final de su vida. Sencillamente hablando, la gente encontrada se convertía en su gran familia, su comunidad de vida y servicio.
El entonces Cardenal Karol Wojtyla preparó las líneas fundamentales de la pastoral familiar (1975). Hemos de tener cuenta la situación polaca en esos años el régimen comunista propagaba el llamado «modelo socialista de familia». Quisiera recordarlas ahora por que pueden sernos útiles también en estos momentos. En primer lugar hay que resaltar que el trabajo pastoral con las familias ha de contar con una participación activa de los fieles laicos. En segundo lugar este trabajo no puede dirigirse exclusivamente al un grupo determinado de personas, digamos familias elegidas. Tercero: la actividad ha de desarrollarse por medio de adecuados instrumentos, incluido el desarrollo de programas de estudios teórico-prácticos en la materia. Y, por último, todo lo anteriormente señalado ha de manifestar claramente su relación con la fe y la moral cristianas.
Stanislaw Dziwisz
La primera característica de su labor pastoral con la familia es la profunda reflexión que siempre acompañada a lo que realizaba, proponía o aconsejaba a las personas que, como sacerdote, trataba. Gracia a lo cual en su actividad nunca dominó el caos. Por otra parte, y esto es también importante señalarlo, se encontró siempre lejos de la tentación de convertirse en el llamado «activista».
Todas las personas con las que se encontraba o conocía -jóvenes, novios, padres e hijos. ancianos, y sobre todo enfermos- nunca eran tratados como objetos de «atención pastoral». Siempre eran personas que se quedaban grababas en su corazón y en su memoria. Era frecuente que el trato con esas personas durara hasta el final de su vida. Sencillamente hablando, la gente encontrada se convertía en su gran familia, su comunidad de vida y servicio.
El entonces Cardenal Karol Wojtyla preparó las líneas fundamentales de la pastoral familiar (1975). Hemos de tener cuenta la situación polaca en esos años el régimen comunista propagaba el llamado «modelo socialista de familia». Quisiera recordarlas ahora por que pueden sernos útiles también en estos momentos. En primer lugar hay que resaltar que el trabajo pastoral con las familias ha de contar con una participación activa de los fieles laicos. En segundo lugar este trabajo no puede dirigirse exclusivamente al un grupo determinado de personas, digamos familias elegidas. Tercero: la actividad ha de desarrollarse por medio de adecuados instrumentos, incluido el desarrollo de programas de estudios teórico-prácticos en la materia. Y, por último, todo lo anteriormente señalado ha de manifestar claramente su relación con la fe y la moral cristianas.