FUENTE: ZENIT.org.
ROMA, Viernes, 6 abril 2012 (ZENIT.org) – Previo a la celebración del Via Crucis en el Coliseo de Roma, presidido por el santo padre Benedicto XVI, ZENIT conversó con los esposos Danilo y Ana María Zanzucchi, invitados por el papa a escribir y dirigir las meditaciones de esta piadosa práctica.*
Los esposos Zanzucchi son originarios de Parma en Italia y tienen cinco hijos. Fueron consultores del Pontificio Consejo para la Familia y fundaron en 1967 el proyecto de «Familias Nuevas» dentro del movimiento de los Focolares, que tiene como objetivo dar el valor correcto a la estructura familiar en la sociedad, ahora más que nunca en el centro de crisis y ataques.
El punto central de sus textos es el tema de la familia. ¿Cómo la han insertado en las reflexiones de la Cruz?
–Tratamos de ver el Via Crucis en la correspondencia que pueda tener con la vida familiar. En nuestra vida de casados, y también en la experiencia en el movimiento «Familias Nuevas», hemos conocido, y en cierto modo participado, del dolor de muchas familias, viendo cómo, en cada uno de estos sufrimientos hay un reflejo del Via Crucis de la familia.
Es siempre un misterio, de hecho, el dolor de la familia, ya que afecta a la persona y también a los cónyuges juntos o a los niños cuando están. Es un dolor comunitario que tiene repercusiones también en la sociedad.
¿Cuáles son los problemas más urgentes para la familia natural hoy?
– Podríamos mencionar al menos dos: en primer lugar, la presencia de orientaciones ideológicas, que con el fin de equiparar a la familia con todas las formas de convivencia, quisieran vaciar a la familia natural de su profundo significado y de sus tareas específicas.
Lo segundo es la falta de atención que, en estos tiempos de dificultad económica y social, dedican los organismos políticos y legislativos a la familia.
Sobre la base de todo esto, ¿podemos decir que hay esperanza en el futuro para las familias y especialmente para aquellas numerosas?
– Creemos que la falta de reconocimiento y atención a la familia sea una fase de transición. Ya estamos experimentando los efectos negativos de la reducción casi a cero de los nacimientos. Creemos que a partir de esto, venga pronto una nueva conciencia del valor de la procreación también para el bien común. Por lo tanto, habrá un apoyo mayor a las familias que generosamente se dispongan a dar un futuro a nuestra sociedad.
¿Cómo se puede –en esta etapa de ‘transición’ que han mencionado–, alimentar el deseo de la maternidad y la paternidad en las parejas más jóvenes?
– Testimoniando y difundiendo una conciencia sobre la alegría que trae la maternidad y la paternidad. Como «Familias Nuevas», vemos que muchas jóvenes parejas se sorprenden al inicio y luego quieren experimentar de primera mano este regalo. Organizamos, por lo tanto, cursos de formación para parejas jóvenes que quieren confrontarse y ayudarse en la experiencia educativa hacia sus hijos.