RETIRO DE ADVIENTO DE LOS EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA DE GRANADA. ADVIENTO 2009.

Entre la alegría de encontrarnos, los saludos, los preparativos de la sala… costaba trabajo hacer silencio: era el momento de alegría de la familia que se encuentra. Pero a las seis de la tarde comenzaba la conferencia del Retiro que las familias de los Equipos de Nuestra Señora habían convocado para ayer tarde, en el salón de actos del Colegio de Nuestra Señora de las Angustias.
Partiendo de la fascinación de quién ha descubierto la perla preciosa, la razón de la vida, la garantía y seguridad de que lo que se espera se va a recibir, de que la vida verdadera es la que esperamos y no esta, aunque para muchos es la única que cuenta.

Excelente exposición de la teóloga Junkal Guevara Llaguno, Religiosa Jesús-María, sobre el «Adviento: tiempo de la presencia y la espera de lo eterno», a partir de una ese frase de Benedicto XVI, en la que fue desgranando de manera magistral el cap. 11 de la Carta a los Hebreros, en la que el autor da la razón de la esperanza de aquellos cristianos concretos y de los que en cada momento de la historia la lean, esperanza que nace ya en el pueblo de Israel y que culmina con la llegada de Jesucristo: la razón e nuestra esperanza.

¿Cómo vivir nuestro Aviento personal, nuestra espera de ese encuentro gozoso con la razón de nuestra vida? Tenemos que tener plena seguridad en El, ver en los signos de los tiempos su presencia en la realidad, una presencia dinámica que sale a nuestro encuentro: “no se resiste a buscar a quien lo busca”. Tenemos que vivir nuestro Adviento como una continua búsqueda de los signos de su presencia entre nosotros: El está presente entre nosotros.

Que sensación de ánimo y de gozo pertenecer a un movimiento eclesial que nos empuja a sentirnos Iglesia, comunidad de creyentes en Cristo Jesús, que de forma gratuita y por puro amor dio su vida por nosotros. Sentir con fuerza en cada uno de nosotros que Dios nos dice: “te amo inmensamente”.

Soñar y anhelar estar con El. Realidad a vivir juntos, en nuestras familias, en nuestros grupos, en la Iglesia. El retiro concluyó con la Eucaristía en la que se oró de manera especial por los sacerdotes, en este año Sacerdotal.

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