SEMANA SANTA EN FAMILIA.

Llegamos por fin al pórtico de los días santos, hemos caminado durante la cuaresma centrados en el amor, y es el Amor en que nos lleva a celebrar el, acontecimiento de la cruz y la resurrección. Dice el Santo Padre en su mensaje que el “amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia”. Han sido también estos días una oportunidad de reavivar nuestra fe en Jesucristo; y al Amor solo se le puede responder con amor, un amor que tiene que llegar a ser recíproco, un amor que lleve al otro a amar también. Un amor que nos tiene que llevar a entrar en el mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontremos en nuestra vida.

Por eso el último punto del arte de amar es el Amor recíproco. Cuántas veces les ha dicho Chiara a los más pequeños que para quién cree en Dios es más fácil vivir este amor, porque el amor de Dios los guía y anima a amar como El, que ellos tienen que amar a todos, porque hasta los que no conocen a Jesús también pueden amar como Él, y por el amor llegar a conocerlo.

Decía el Cardenal Vanthuan, que cuando meditaba sobre este amor se le llenaba de felicidad y de paz su corazón. Que podamos decir como el que “al final de mi vida el Señor me reciba como al más pequeño de los trabajadores de su viña, y yo cantaré su misericordia por toda la eternidad, perennemente admirado de las maravillas que él reserva a sus elegidos”.

Pero volviendo a nuestras casas, va a ser días de vacaciones, días de salir a la calle, igual de ver procesiones, muchas oportunidades para poner en práctica todo lo que hemos aprendido sobre el arte de amar, de amar como Jesús. Miremos a los santos, expertos en el amor sin límites, para que nos ayuden a comprender el misterio de amor que celebramos estos días.

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