Emmanuel Jesús Vega, 27 años
Motril
Soy de familia cristiana y doy gracias a Dios por ello. He conocido sacerdotes que te ayudan y te expresan la cercanía de Cristo al hombre. Sobre todo en los momentos extremos, cuando peor estás, cuando peor lo has hecho, aparece más cercano el Señor. En mi vida di muchas vueltas, disfruté de la vida con unos años de desorden. En un momento dado me centré y empecé a prepararme oposiciones para ser Guardia Civil y me ayudó mucho mi padre, que quería que trabajase.
Cuando te encuentras con el Señor empiezas a entablar una amistad. En un momento delicado me encontré con un sacerdote, estuve hablando un rato con él y me invitó a ir al seminario a tomar un café. Y por dónde me salió el café… El Señor se sirve de lo cotidiano para entablar una amistad, y la amistad con el hombre es la amistad con Dios al final, si es sincera. Descubrí en él una paternidad que te hacía preguntarte: ¿Por qué yo no puedo ser padre así? Empecé a ver la paternidad del Señor. Cuando conseguí llegar a la cima de lo que yo quería, había un anhelo tan grande que cuando entré en la Guardia Civil, aunque estaba muy contento, se quedaba un silencio dentro y una pregunta: ¿Mi corazón tan inquieto para esto? Se hizo duro, había una soledad. Descubrí que quería ser sacerdote, para estar con la gente. Y no sabía qué hacer y un día se lo dije a mis compañeros de la Guardia Civil: “Voy a dejar esto porque quiero ser cura”. Me dijeron que no lo entendían pero que me apoyaban, y Dios se sirvió de esto para dar el paso. El Señor me pedía tener una esposa que no era mi esposa y ser padre de unos hijos que no son míos, como a San José. A día de hoy, qué he dejado para lo que tengo. Es genial hacer lo mismo que hacía Jesús, con Jesús, y para los que vino Cristo.