Y no se trata de imponer nada a nadie: la vida es un valor y un derecho natural, esencial a todo ser humano, está en el ADN de cualquier al ser humano que aspire a la verdad y al verdadero desarrollo de la humanidad, lo contario sería encaminarse hacia una decadencia, no ya como persona, sino lo que es aún peor, como sociedad: no somos dueños de la vida de los demás.
Pidamos este próximo 27 de noviembre en medio de este mundo hostil, que hoy como hace dos mil años “busca al niño para matarlo” para que todos los hombres, especialmente aquellos que creen que se puede “decidir sobre el derecho a nacer”, descubran la grandeza y el valor de la vida, porque la vida siempre es un “bien” y no se puede atentar con la vida. Y que los que creemos en el Señor de la vida, seamos testigos valientes y sepamos anunciar con decisión y valentía el Evangelio de la Vida a todos los hombres.
En Granada nos reunimos para orar por la vida naciente, junto a toda la Iglesia, el próximo sábado 27 de noviembre, en la Santa Iglesia Catedral, a las 19:00 horas.