LA DELEGACIÓN DIOCESANA PARA EL PATRIMONIO CULTURAL DE GRANADA TRAS QUINCE AÑOS DE PERMANENTE ÉXITO, HAN INICIADO EL CUARTO CICLO

He podido vivirlo el pasado veinticinco de enero, con una de las visitas programadas por la Delegación Diocesana para el Patrimonio Cultural del Arzobispado de Granada. Llevan quince años de permanente éxito de público, acudiendo tanto creyentes como no creyentes, y acaban de iniciar el cuarto ciclo con la misma multitud desbordante, en una visita guiada a la iglesia mudéjar y alminar de San Juan de los Reyes, ubicada en la capital, en plena ladera Sur del corazón albayzinero y frente a los palacios nazaríes de la Alhambra, puesto que el Albayzin se organiza como un pulso de pulsos, con sus torres encantadas y sus arterias ensambladas a los templos, que confluyen en un paisaje tan mítico y sorprendente como místico.
Está visto que no sólo en las culturas impregnadas de religiosidad, sino también en las sociedades secularizadas, se ha despertado una necesidad por la dimensión espiritual de la vida, quizás como antídoto al clima de deshumanización que vivimos. A dicha visita también acudieron un importante número de sordos. Dos monitores interpretaron su sistema de lenguaje, la lengua de signos. Me parece un gesto verdaderamente integrador, que acrecienta aún más, el buen hacer de estos encuentros de contemplación con el arte, puesto que estas obras pictóricas, escultóricas o arquitectónicas, narran la memoria del ser humano y pueden ayudar al alma en la búsqueda de las cosas divinas.
Ha comenzado, pues, este cuarto ciclo de visitas guiadas de la Delegación Diocesana y, desde este Semanario COSTA POPULAR, queremos aplaudir tanto su ejemplar trayectoria como su carácter convivencial. A mi juicio, si importante es la acogida, el desarrollo no puede ser más pedagógico. Evidentemente, hay que reconocer el persistente trabajo dirigido desde su inicio por el canónigo y director del Secretariado Diocesano de Patrimonio Cultural, Antonio Muñoz Osorio, que de manera eficaz y buscando los mejores especialistas para la transmisión del inmenso patrimonio histórico y artístico de la Archidiócesis de Granada, ha conseguido entusiasmar. Sinceramente el disfrute de la vivencia ha estado garantizada siempre. Los que hemos tenido el privilegio de asistir, a casi todas ellas, esta ha sido la percepción.
Realmente se ha enseñado a los visitantes a comprender el valor de las obras de arte, a ir más allá de la estética, a mirar a su alrededor para reflexionar y conectar los acontecimientos con la fe, a vivir el ingenio de nuestros antepasados con sus cultos, a redescubrir el camino de la religiosidad a través de las obras de las diversas generaciones en definitiva. Estoy convencido que el vacío espiritual que mina la sociedad de hoy, es ante todo un vacío cultural. Precisamente, ahí está el patrimonio heredado del pasado, instándonos a meditar sobre estas diferentes formas artísticas que manifiestan la fuerza creativa del genio humano que, mediante figuraciones simbólicas, se hace intérprete de un mensaje que trasciende la realidad.

Por su parte, Antonio Martín Muñoz, subrayó la importancia del conjunto iglesia y alminar, sobre el que queda plasmado el cambio de los modelos medievales islámicos a la nueva etapa cristiana, y el momento trascendental de constitución como iglesia el 5 de enero de 1492, tres días después de la entrada de los Reyes Católicos en Granada, convirtiéndose de este modo en la primera iglesia consagrada tras la reconquista de la ciudad. Por desgracia, durante las últimas décadas del siglo XX, las malas condiciones de conservación del templo obligan a suspender el culto en distintos periodos. Al final fue cedido para su uso a la Cofradía del Santo Vía Crucis, la cual con más amor que recursos, intentó mantener una imagen digna del templo, pero sin poder acometer de forma global su rehabilitación. El objetivo de la actuación resultaba evidente en un monumento que amenazaba la ruina y exigía con urgencia obras de restauración. Al final llegó la solución al problema. La intervención ha sido posible. La financiación en su totalidad por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, ha rehecho el sueño de lo posible, con la consolidación material de las estructuras arquitectónicas del templo y de la torre-alminar, así como la restauración de los elementos decorativos y ornamentales.

Recordar, para finalizar, que quedan pendiente las visitas a la parroquias de San José (22 de febrero), de San Pedro y San Pablo (29 de marzo), Nuestro Salvador (26 de abril), y San Miguel Bajo (31 de mayo). Todas ellas en Granada y a las once horas. Una buena ocasión para reencontrarse con nuestras raíces, con nuestra propia historia, con el arte y la devoción que la comunidad cristiana produjo en el transcurso de los siglos.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor